Entre el reclamo social y un 2025 colmado de partidos, el DT prioriza experiencia sobre cantera.
La polémica por la falta de minutos para los pibes de River Plate, como Franco Mastantuono, Agustín Ruberto e Ian Subiabre, ha escalado en redes sociales. Marcelo Gallardo defendió su postura en conferencias recientes, argumentando que “los procesos hay que respetarlos” y que “no se debe confundir a la gente” al sugerir que no se apuesta a las inferiores . El entrenador insiste en que la presencia de estos jóvenes en el plantel ya es un privilegio y que su evolución depende de su preparación y comportamiento, no solo de minutos en cancha. Sin embargo, críticos señalan que, mientras los pibes esperan, jugadores como Ramiro Funes Mori, Federico Gattoni o Nacho Fernández —cuya performance ha sido cuestionada— mantienen roles protagónicos sin justificarlo .

La crítica hacia Gallardo se intensifica al recordar casos como los de Guido Rodríguez, Santiago Medina o Giovanni Simeone, quienes brillaron fuera de River tras no consolidarse en el club. No obstante, el historial del Muñeco también incluye éxitos rotundos con pibes como Julián Álvarez, Enzo Fernández, Exequiel Palacios y Gonzalo Montiel, hoy figuras globales . Gallardo ha demostrado que, cuando confía en un juvenil, lo hace con miras a largo plazo, como ocurrió con Enzo Fernández, quien fue cedido a Defensa y Justicia antes de explotar. Esta estrategia de préstamos con “opción de repesca” —usada con Nasif (Banfield) o Zabala (Huracán)— podría aplicarse ahora para equilibrar desarrollo y competitividad .
El calendario 2025, con la Copa Libertadores y el Mundial de Clubes, exige un plantel amplio y experimentado, lo que explica en parte la cautela de Gallardo con los pibes. River no tendrá descanso a mitad de año y necesitará rotar entre cinco competencias, priorizando jerarquía ante la exigencia física y mental . Aunque los hinchas reclaman audacia, el técnico insiste en que “no hace obras de beneficiencia” y que los jóvenes deben ganarse su lugar . La llegada de refuerzos como Enzo Pérez o Sebastián Driussi refuerza esta visión, aunque alimenta el debate: ¿es momento de arriesgar con los pibes o consolidar un equipo para títulos inmediatos?
En este contexto, Gallardo enfrenta un dilema entre su legado formador y la presión por ganar. Los pibes son el futuro, pero 2025 parece marcado por la urgencia. Mientras algunos aficionados piden paciencia, otros exigen resultados. El equilibrio entre ambas demandas definirá no solo la temporada, sino también cómo recordarán al Muñeco en su segundo ciclo: ¿como el arquitecto de otra era dorada con juveniles, o como el DT que priorizó el cortoplacismo? Por ahora, su apuesta sigue clara: “Si están en condiciones, estarían tranquilamente” .